sábado, 25 de septiembre de 2010

La ley de seguridad nacional

LAS DOS CARAS DE LA MONEDA

La ley de seguridad nacional

El “presidente” de México Felipe Calderón Hinojosa, no sabe ni siquera quienes estan de su lado en su lucha contra el narcotráfico y los que estan de su lado, no los apoya, les da la espalda.

Desde que inició su sexenio, Calderón ha sacado a las calles al ejército para combatir el narcotráfico y han pasado tres años y ahí lo mantiene todavía; intensificó operativos y dio grandes golpes a los cárteles de la droga capturando a algunos capos, pero a base de un gran costo: 22 mil personas muertas entre ellas militares, policias y civiles. Sin embargo la droga sigue circulando y la violencia ha aumentado considerablemente.

Es cierto que la presencia del ejército en las calles es un reclamo de la sociedad, pero no para que se justifiquen atropellos de la milicia, sino como medida última para acabar con la preocupación de los ciudadanos de que sus hijos no regresen a sus casas y sean alcanzados por balas pérdidas o que mueran en fuego cruzado, como ha ocurrido en las últimas semanas en diversas partes del país.

Sin embargo, el encargado del ejecutivo federal, porque no se le puede llamar presidente de la República, quien llegó en forma tan dudosa a esa posición, erró la vía política para lograr la aprobación de la reforma.

Las fuerzas armadas que le abrieron la puerta de atrás del congreso de la unión a Felipe Calderón Hinojosa para que aquel 1 de diciembre de 2006, rindiera protesta como titular del ejecutivo federal, le exigieron seguridad jurídica en las acciones de combate contra el crimen organizado que han venido realizado en los últimos tres años. Las fuerzas armadas, a quienes el ejecutivo federal les debe en gran parte estar en la silla presidencial, quieren seguridad jurídica, pero Calderón no les ha podido cumplir.

Efectivamente, el pasado 27 de abril salió del Senado la iniciativa con tan sólo dos votos en contra: los de Rosario Ibarra de Piedra y de Ricardo Monreal. Sin embargo, el problema es que la reforma fue aprobada con innumerables cambios que a las fuerzas armadas no gustaron; pretendían que la ley fuese aprobada según como la había enviado Calderón.

Piensa ahora el Ejército que los senadores, en su negociación entre los diferentes partidos políticos, les quietaron los “dientes” que ellos habían presentando con la iniciativa calderonista, que más bien pareció haberla elaborado el propio ejército.

Al llegar a la Cámara de Diputados la minuta se “atoró” porque el ejército, molesto, pidió el apoyo de los priistas para que la frenaran y le hicieran nuevas modificaciones. Es decir, regresar la iniciativa a los términos en que fue presentada la propuesta.

La operación política le falló a Calderón, pues no sólo equivocó la vía, sino que a pesar de saber del descontento del ejército por los cambios, todavía ordenó a su secretario de gobernación, Fernando Gómez Mont, que empujara entre los diputados para que saliera adelante la minuta.

Todavía el 28 de abril (día en que llegó la minuta a la Cámara de Diputados) y el mismo 29, último día en que sesionaron los legisladores, Gómez Mont seguía presionando para que incluyeran la minuta en el orden del día y fuera aprobada.

Una minuta que rechazan los militares, una minuta que no tiene el consenso de todos los partidos pero que, si hubiera llegado primero a la Cámara y no al Senado, con los 237 votos del PRI más los 143 del PAN, hubiese salido adelante sin ningún problema, incluso, como lo pedía el ejército

En estos momentos el tema ya se empalmó con los procesos electorales. Hay que recordar que el 4 de julio habrá elecciones para elegir gobernador en 12 estados, los cuales, muy seguramente ganará el PRI (aunque Sinaloa aún mantiene preocupados a los priistas), así es que en los meses de mayo y junio, los partidos estarán más preocupados por la operación política en cada una de esas entidades que lo que pueda ocurrir en el congreso de la unión.

Pareciera que los operadores del calderonismo no saben hacer cuentas y desconocen la gran cercanía que hay entre los priistas y el ejército. Pero parece que también ignoran que al interior del priismo hay una lucha por la candidatura presidencial, una lucha que se enmarca en las cámaras.

Por ejemplo, dos de los principales competidores por la candidatura, Manlio Fabio Beltrones y Enrique Peña Nieto, mueven sus piezas y empujan acuerdos para sacar adelante sus aspiraciones.

En el Senado manda Beltrones pero en la Cámara, que por el momento es la importante, manda Peña Nieto.

Quien obtenga lo que los militares quieren, es decir, Beltrones o Peña Nieto, tendrá también a un fuerte sector de su lado, lo cual lo hará un candidato más viable para la Presidencia de la República por el PRI.

Parece que todo esto no lo calcularon los operadores de Calderón o más bien, esto es una muestra de que Felipe Calderón no tiene ni ha tenido verdaderos operadores políticos, de ahí que haya decidido iniciar una “guerra” en contra del narcotráfico y haya provocado la ira de las fuerzas armadas, un bastión con el que el presidente de la República debe saber negociar siempre y tenerlo de su lado, en todo momento.

Ahora, con este descalabro legislativo, la pregunta es si los militares seguirán confiando en Calderón y seguirán dando la cara por él en la lucha contra el narcotráfico; esa "confianza" implica seguir cargando con los muertos, el descredito y el repudio generalizado de la ciudadanía por los errores que ha cometido en la lucha contra el narcotráfico y que han dado como resultado la muerte de civiles inocentes.



“2010, AÑO DEL BICENTENARIO DEL
INICIO DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO Y
CENTENARIO DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA”.



“LA REALIDAD SEA DICHA CON NEUTRALIDAD”

CHARMEZ



EDICIÓN NÚMERO 22. TABASCO. MÉXICO. 06 DE MAYO DE 2010.